Vanessa Franco: Entre el arte y el fútbol, una carrera de resiliencia
- gilonluisa
- hace 5 días
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Vanessa Franco comenzó a jugar en las calles de su barrio en Manizales y, aunque nunca se visualizó como futbolista profesional, las referentes que veía en televisión le abrieron esa posibilidad. Su camino tomó rumbo gracias a Carolina Pineda, quien la llevó al Atlético Huila, donde debutó en 2017.
“Para mí fue bastante bonito y duro también, hubo muchos contrastes. Era el primer torneo que jugaba; tenía conocimientos, pero no tan profesionales. Sin embargo, contaba con buenas bases para comenzar en el fútbol profesional”, recordó Franco.

Tras su paso por Atlético Huila, llegó a América de Cali en 2018 (su mejor temporada en materia de goles), luego jugó con Deportivo Pereira (2019), Deportivo Pasto (2020) y La Equidad (2021-2022). La inestabilidad de la liga y las repercusiones emocionales derivaron en una lesión de isquiotibiales.
“Aun así, todas esas circunstancias que pasé en cada equipo me ayudaron a forjar carácter. Creo que en ningún momento me pasó por la cabeza decir ‘ya voy a dejar esto aquí, el fútbol no es lo mío’”, resaltó.
En 2023 regresó al Deportivo Pereira, pero un hecho en la cancha le provocó un fuerte golpe emocional. “Sentí que se me acababa la carrera en esa situación. Claramente es algo que no se debe hacer… actué de una manera que me llevó a pensar: ‘no voy a volver a jugar fútbol en mi vida’”, expresó.
El salto a un nuevo continente y la ilusión de la Champions
Buscando retomar su carrera, viajó a Georgia, aunque los trámites de transferencia le significaron una multa que terminó triplicándose y descontándose de su salario. Allí también enfrentó un ambiente hostil: su técnico hacía comentarios xenofóbicos hacia ella y otras extranjeras. Finalmente, gracias a la gestión de un patrocinador, pudo quedar libre y fichar por el Lanchkhuti, clasificado a la fase preliminar de la Champions League.
“Ese partido lo perdimos por individualidades; cada una quería hacer lo que sabía y olvidamos que el fútbol es un juego colectivo. Fue muy individualizado y no se logró nada”, recordó sobre el debut, que terminó en derrota 3-0. El equipo ganó el segundo encuentro, pero no alcanzó a clasificar.
“Entre risas con mis compañeras decíamos: ‘menos mal no clasificamos, porque nos hubieran goleado’. Pero para mí habría sido un honor. Jugar contra el Barcelona o el City, aunque nos hubieran pasado por encima, ya era otro nivel. Imagínate volver a Colombia y decir: jugué Champions contra esos equipos”, agregó.
El Lanchkhuti terminó en el puesto 64 de la competencia, apenas dos lugares por debajo del Inter de Milán. “En muchos países europeos lo ven como un torneo más, pero para mí fue algo que nunca imaginé vivir. Haberlo hecho fue muy especial”, destacó.
Tras esta experiencia internacional, Vanessa volvió a Colombia y en febrero de 2025 se vinculó a Real Santander, donde resaltó el talento de las nuevas generaciones y el trabajo que se viene realizando.
El arte y la fortaleza mental: La clave en la vida de Vanessa Franco
En medio de todo este proceso, la fortaleza emocional de Vanessa ha sido clave: a pesar de las dificultades, siempre logró levantarse y hoy habla con mayor madurez de lo vivido. “Digamos en esos momentos creo que mi familia fue la que estuvo más presente, para mí ellos han sido demasiado importantes (…) ellos han sido el pilar más importante del cual yo he logrado mantenerme tantos años dentro de esta carrera”, resaltó.
Asimismo, recurrió a ayuda profesional, después de cuestionar los prejuicios que suelen existir en los barrios populares, como ella misma lo explica: “Empecé a entender de distintas maneras a cómo gestionarlo, a darle un mejor manejo y desde qué emoción se viene ese sentimiento; desde qué parte del cuerpo se está generando esa emoción”.
Pero hablar de Vanessa no es solo hablar de fútbol. El arte también ha sido fundamental en su vida: además de la magia con los pies, tiene un talento especial con las manos para crear obras. Vanessa cree que el arte y el fútbol llegaron al mismo tiempo, aunque con distinto peso. Patear un balón era parte de su disciplina; dibujar, en cambio, aparecía en sus tiempos libres. “Yo a veces ni colocaba cuidado en clase por estar rayando el pupitre (…) Yo era la que se la pasaba jugando y dibujando”, mencionó.
Durante la pandemia, alguien le sugirió estudiar y aprovechar su arte para abrir un nuevo espacio en su vida. Así comenzó a aprender sobre historia del arte, teoría del color y, sobre todo, a inspirarse en las reflexiones de distintos artistas. “Yo trataba mucho de que en su manera de pensar y en sus anécdotas de vida las relacionaba con las mías y ahí encontraba tal vez como respuestas a lo que estaba sintiendo en esos momentos”.
Aunque parezcan mundos distintos, para ella el arte y el fútbol comparten la misma esencia: “Los dos son demasiados emocionales; tú te pones a ver la emoción que genera un partido y la emoción que genera de pronto el entregarte un regalo pintado (…) uno lo ve y empieza a llorar o empieza a traer todos esos bonitos recuerdos. Entonces, esas dos cosas generan demasiadas emociones dentro del ser humano”.

Vanessa ha jugado toda la liga profesional en Colombia y, tras su paso por el exterior, ha podido dimensionar cómo ha evolucionado el fútbol femenino. Para ella, los estereotipos y la falta de apoyo limitaron que muchas mujeres pudieran jugar en el pasado: “Varias mujeres de 4
0 o 50 años me dicen: ‘Si hubiéramos tenido la visibilidad que ustedes tienen hoy, habríamos jugado en los mejores equipos’”.
Destaca que la Selección Colombia y la difusión en televisión o redes han sido clave para cambiar esa realidad.
“Ahora las niñas tienen más referentes, quieren ser futbolistas y cuentan con el respaldo de sus familias. Antes los papás decían que el fútbol era solo para los niños; hoy son ellos quienes compran los guayos y apoyan a sus hijas. Esa visibilidad es lo que está impulsando el fútbol femenino en el país”.
Vanessa espera que su historia sirva de ejemplo y motivación para otras jugadoras. Su recorrido demuestra que la perseverancia y la disciplina abren caminos, y que incluso en medio de retos y dificultades, siempre es posible avanzar y seguir inspirando a quienes vienen detrás. Su vida en el fútbol y en el arte es un recordatorio de que, con pasión y constancia, los sueños se pueden alcanzar.
Redacción: Luisa María Gilón - @Periodistaluisagilon
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